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Por María Gálvez del Castillo Luna – CEO de Smart Blue Lab y Embajadora del Pacto Climático Europeo.
Ponferrada fue, por unos días, el epicentro del diálogo climático nacional. Más de setenta empresas de distintos sectores y tamaños se reunieron en el Ágora de Empresas de la Convención para el Pacto de Estado frente a la Emergencia Climática, organizada por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) los días 13 y 14 de octubre de 2025, en La Térmica Cultural, la antigua central térmica “Compostilla I”.
Un escenario simbólico: la fábrica de energía del siglo XX transformada en un espacio para imaginar y diseñar nuestro futuro común. Entre sus muros crecen helechos, discretos testigos del tiempo. Estas plantas prehistóricas, que sobrevivieron a extinciones masivas y a más de 400 millones de años de cambios, son una lección silenciosa de resiliencia y adaptación. En La Térmica Cultural, los helechos brotan como metáfora viva: allí donde antes rugía el carbón, hoy renace la vida.
La ciencia como brújula, la colaboración como motor y la unión como fuerza.
La convención, concebida como un espacio de diálogo entre el gobierno, la ciencia, las empresas, la administración y la ciudadanía, se desarrolló sobre una premisa esencial: la emergencia climática es una cuestión de país. Un desafío compartido que exige la ciencia como brújula, la colaboración público-privada como motor y la unión como fuerza motriz.
Promovido por el Grupo Español para el Crecimiento Verde (GECV), la CEOE y el Pacto Mundial de la ONU, el Ágora de Empresas fue un espacio abierto de reflexión y propuestas. Las conclusiones fueron tan claras como urgentes: las empresas reclaman seguridad jurídica, claridad y estabilidad regulatoria, simplificación administrativa, colaboración eficaz y una visión estratégica a largo plazo basada en la ciencia. Pero, sobre todo, reclaman confianza. Porque sin confianza no hay inversión, ni innovación, ni transición ecológica posible.
En palabras de Gonzalo Sáenz de Miera, presidente del GECV, la transición ecológica “es una oportunidad para construir una economía más resiliente, competitiva y próspera”. Una oportunidad que requiere consenso político y estabilidad institucional, lejos de la polarización que frena decisiones y desincentiva la inversión.
En Smart Blue Lab compartimos esa convicción: el cambio climático no puede ser un campo de batalla ideológico, sino un espacio compartido de cooperación entre sectores económicos, administraciones, generaciones y territorios, para afrontarlo de manera conjunta.
Promovemos una visión de la competitividad, en la que la sostenibilidad y la innovación se consolidan como los motores del progreso económico y social. Integramos conocimiento científico, soluciones tecnológicas y estrategia corporativa para que las empresas lideren el cambio hacia una economía más inteligente, resiliente y sostenible, capaz de generar valor y rentabilidad sin comprometer el futuro.
Nuestra participación en el Ágora de Empresas se enmarcó en esa visión. Defendimos que el Pacto de Estado frente a la Emergencia Climática debe consolidar una alianza estable, apartidista y duradera entre administraciones, empresas y sociedad civil. Una alianza capaz de garantizar la mitigación, adaptación y resiliencia climática de España, con una perspectiva de largo plazo, alineada con los objetivos europeos y orientada a impulsar una economía más sostenible, resiliente y competitiva.
Asimismo, subrayamos la necesidad de integrar a todos los sectores y territorios, con especial atención al ámbito marino y costero, entre los más vulnerables y, a la vez, los más estratégicos para el futuro social, económico y medioambiental de España.
De la urgencia a la oportunidad
El consenso fue unánime: la emergencia climática y la competitividad empresarial no son opuestos, sino dos caras del mismo desafío. España tiene la capacidad —y la responsabilidad— de liderar la transformación hacia un modelo bajo en carbono, innovador y justo, siempre que existan las condiciones adecuadas para invertir, atraer talento e impulsar soluciones que favorezcan la competitividad.
En este contexto, el Pacto de Estado por el Clima debe trascender lo político para convertirse en una auténtica estrategia de país: una hoja de ruta compartida que combine ambición climática, estabilidad institucional, seguridad regulatoria, incentivos efectivos y ágiles e impulso a la innovación y sostenibilidad empresarial. Las empresas requieren certidumbre, pero también son las protagonistas de la transformación, generadoras de empleo, cohesión territorial y liderazgo internacional.
España cuenta con un potencial excepcional para liderar la transformación hacia una economía verde y descarbonizada. Energías renovables, agroalimentación sostenible, economía azul, edificación y movilidad sostenible, salud de vanguardia, turismo regenerativo y bioeconomía son sectores llamados a generar valor, fortalecer la resiliencia territorial y reindustrializar el país con talento, innovación y tecnología nacional, desde una visión ecológica e innovadora.
La sostenibilidad impulsa la competitividad. Es innovación, talento, tecnología, territorio, rentabilidad, colaboración y oportunidad. Por eso, el Pacto de Estado frente a la Emergencia Climática no debe ser solo un texto, sino un compromiso vivo, al que se unan cada vez más voces, capaz de transformar la acción pública y privada en resultados tangibles y duraderos.
Creo que la elección del lugar no fue casual. Ponferrada, antigua capital minera, se alza hoy como símbolo de esa metamorfosis. Y entre los helechos que brotan en La Térmica Cultural, el mensaje se hace visible: la transición ecológica representa una oportunidad histórica para las empresas españolas. Pero no se logrará sin ellas… ni sin un Estado que las acompañe, les dé certidumbre y crea en su papel como motor del futuro.