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La cadena de valor de la energía está experimentando una transformación sistémica. La convergencia de diversas fuentes, petróleo, gas, electricidad de origen renovable e hidrógeno, junto con la descentralización de las infraestructuras, está remodelando el ecosistema energético. En este escenario, la digitalización, la inteligencia artificial (IA) y la integración de sistemas IT/OT están redefiniendo la forma en que las organizaciones del sector operan, toman decisiones y aseguran la continuidad de sus operaciones.
Al mismo tiempo, la descentralización energética avanza a gran velocidad. La figura del prosumer pro ductor y consumidor de energía se consolida, mientras la aparición de nuevos actores, desde startups tec nológicas hasta fabricantes industriales, irrumpe con modelos disruptivos. La democratización de la energía requiere plataformas de gestión más avanzadas, total transparencia y una trazabilidad digital integral a lo largo de todo el flujo energético.
Ya no es suficiente con producir y distribuir energía; ahora es imprescindible integrar, gestionar, optimizar y prever. La caída del sistema eléctrico, ocurrida el pasado 28 de abril, subraya la necesidad de reforzar el enfoque basado en la resiliencia, entendida como la capacidad de adaptarse rápidamente a disrupciones. Dicha capacidad se ha convertido en un factor competitivo diferenciador. Según el informe CGI Voice of Our Clients 2024 para el sector de Energía y Utilities, elaborado a partir de en trevistas con ejecutivos de este sector, las macrotenden cias del sector reflejan que la resiliencia de la cadena de suministro es una prioridad estratégica para los líderes del sector energético. En este contexto, el 77% iden tifica la sostenibilidad como un elemento clave para la creación de valor, destacando la importancia de estas iniciativas para ayudar a mitigar riesgos, como las inte rrupciones en la cadena de suministro, y para garantizar la resiliencia y competitividad a largo plazo.
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