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En sus primeros 100 días de mandato, la Comisión von der Leyen presentó el Clean Industrial Deal, una ambiciosa iniciativa destinada a apoyar y fortalecer las industrias europeas de alto consumo energético y las empresas de tecnología limpia en su transición ecológica. Esta hoja de ruta integral mantiene el objetivo de la UE de alcanzar la neutralidad climática en 2050 y, al mismo tiempo, establece la ambición de convertir a Europa en el líder mundial de la economía circular para 2030.
En el centro de esta visión se encuentra la industria del reciclaje en Europa, un actor clave para la reducción de emisiones y la eficiencia en el uso de los recursos. Al transformar los residuos en materias recicladas de alto valor, los recicladores no solo reducen las emisiones de carbono, sino que también disminuyen la dependencia de Europa de los materiales vírgenes. Reconociendo el papel esencial de la circularidad, la Comisión Europea ha anunciado la futura Ley de Economía Circular, prevista para 2026, con el objetivo de acelerar la transición de la UE hacia un modelo económico más circular y sostenible.
El Clean Industrial Deal, publicado el 26 de febrero de 2025, traza un plan para la competitividad y la descarbonización de la industria europea. Como parte de esta estrategia global, la Ley de Economía Circular representa una oportunidad histórica para consolidar los principios de la economía circular en el Mercado Único de la UE, tal como han destacado los informes Letta y Draghi. Esta legislación busca impulsar la circularidad, el crecimiento económico y la competitividad industrial, fortaleciendo la autonomía y la resiliencia de Europa en un entorno global cada vez más competitivo.
Uno de los principales desafíos que obstaculizan la economía circular es la brecha de costes entre los materiales vírgenes y los reciclados. A pesar de sus claros beneficios medioambientales, los materiales reciclados suelen ser menos competitivos en precio, ya que los costes ambientales de los materiales vírgenes—como las emisiones de carbono, la pérdida de biodiversidad y el agotamiento de recursos—no se reflejan en su precio de mercado. Esta distorsión dificulta la transición hacia la circularidad y perpetúa la dependencia de Europa de materias primas finitas.
La Ley de Economía Circular busca corregir estos desequilibrios económicos mediante la creación de un mercado único eficiente para los materiales reciclados. En la actualidad, las divergencias regulatorias entre los Estados miembros obstaculizan el comercio transfronterizo de materiales reciclados y dificultan la escalabilidad del sector del reciclaje. Un marco armonizado de criterios de fin de condición de residuo garantizará que los materiales reciclados sean reconocidos y comercializados sin trabas en toda la UE.
Actualmente, solo el 11,8 % de los materiales utilizados en la UE provienen del reciclaje, según las últimas estadísticas europeas. Para alcanzar el ambicioso objetivo del 24 % en 2030, es esencial adoptar medidas que estimulen la demanda de materiales reciclados. Una de las herramientas más efectivas es la contratación pública verde. El mercado de contratación pública de la UE asciende a casi 2 billones de euros al año, lo que representa el 13,6 % del PIB. Si los criterios de circularidad se integran en las licitaciones públicas, los gobiernos pueden generar una demanda estable para los materiales reciclados e incentivar modelos de producción circulares, asegurando que los fondos públicos impulsen el progreso ambiental.
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