Empresas Premium
El tratamiento de aguas residuales industriales está pasando por un desafío importante en cuanto al manejo de los efluentes con una carga orgánica elevada de forma ecológica.
Las alternativas tradicionales, dependientes de la energía y empleo de productos químicas, han generado nuevas soluciones que tratan de reducir la huella ambiental.
De hecho, existen investigaciones recientes que apuntan a derivados proteicos, tales como la gelatina y el colageno, que sirven como floculantes para mejorar la sedimentación de las partículas contaminantes, mostrando ser prometedoras para las estaciones depuradoras de aguas residuales (EDAR) en España.
El uso de biopolímeros no es solamente una tendencia, sino una necesidad urgente para garantizar un futuro más verde.
En España, gestionar el agua de forma eficiente es esencial, sobre todo en áreas donde el estrés hídrico es latente. Las EDAR son el punto crítico en el tratamiento de aguas, aunque su funcionamiento es tradicional, pues usan procesos biológicos y fisicoquímicas que producen lodos y necesita el uso de polielectrolitos sintéticos. Estos últimos son eficaces, sin embargo, generan un daño ambiental importante, sobre todo porque no son biodegradables.
Es en este punto donde los biopolímeros surgen como auténticos protagonistas. Consisten en macromoléculas de origen natural, tales como ácidos nucleicos, proteínas y polisacáridos, de carácter biodegradable y, en ocasiones, productos secundarios de otros procesos, lo que estimula la economía circular.
Su uso en las EDAR está enfocado en la floculación y coagulación, dos pasos clave para separar partículas contaminantes y residuos orgánicos del agua.
Existen dos familias de biopolímeros que tienen un gran potencial para la gestión de aguas residuales:
El zinc es un metal que, aunque tiene usos beneficiosos en pequeñas dosis, puede causar problemas de intoxicación en dosis elevadas. Algunos biopolímeros como el colágeno tienen una alta capacidad para atrapar metales como el cobre y el zinc.
Pues, las moléculas de colágeno, con sus uniones, crean complejos más estables para estos iones, lo que permite aglomerarlos con facilidad y retirarlos del agua antes de que sea reutilizada. Dicho proceso de quelación aumenta la calidad del agua tratada en las EDAR.
En general, los biopolímeros son una solución sostenible para las plantas de depuración de aguas residuales. El empleo de subproductos de origen animal como el quitosano y el colágeno no solamente hace que el proceso emplee menos químicos, sino que facilita la gestión del agua.