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La desalinización del agua marina es un método cada vez más utilizado para obtener agua para usos industriales, pero este proceso genera salmueras, efluentes con alta concentración de sales que tradicionalmente se consideran un residuo.
El proyecto MagNa dará valor a estas salmueras, recuperando hidróxido de magnesio y cloruro de sodio de gran pureza gracias a una tecnología innovadora.
El magnesio y el sodio son materias primas valiosas con aplicaciones en industrias como la química o la farmacéutica, y actualmente se importan en gran porcentaje desde países externos a la Unión Europea. Gracias a MagNa, se reducirá esta dependencia y se minimizará el impacto medioambiental de la desalinización mediante un enfoque de economía circular.
MagNa, liderado por Cetaqua en colaboración con Aitasa y otros socios tecnológicos, desarrollará un tren de tratamiento de salmueras a escala industrial en las instalaciones de Aitasa. Este tren, que contará con dos unidades diferenciadas, tratará un caudal aproximado de 2,5 m³/hora de agua de mar mediante una tecnología de recuperación avanzada.
Tamara León, coordinadora del proyecto e investigadora en Cetaqua, subraya la importancia de esta iniciativa: "MagNa ayudará a resolver dos grandes retos para Europa: la vulnerabilidad ante la falta de producción local de materias primas clave y la gestión de la creciente presencia de salmueras, especialmente en España. Además, la tecnología podrá replicarse en otras plantas desalinizadoras, maximizando su impacto a medio plazo".
Cofinanciado por EIT RawMaterials y alineado con el Pacto Verde Europeo, el proyecto MagNa sigue las directrices del Plan de Acción de la UE para la Contaminación Cero y la Estrategia de Productos Químicos para la Sostenibilidad. Su tecnología contribuye a la prevención y reducción de la contaminación del agua, además de minimizar la huella medioambiental de las actividades industriales.
De este modo, MagNa impulsa los objetivos de sostenibilidad de la UE y refuerza el propósito de EIT RawMaterials de favorecer la transición hacia una economía más resiliente, demostrando cómo las tecnologías de recuperación de recursos pueden mejorar la disponibilidad de materias primas en regiones con estrés hídrico.
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