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La tecnología desarrollada por Genia Bioenergy consigue un proceso mucho más eficiente, rápido y rentable de biometanización que los disponibles hasta ahora para un residuo de la agricultura cuya gestión supone costes económicos y medioambientales a los arroceros.
El sistema patentado por Genia Bioenergy combina distintos pretratamientos de ensilado, extrusión e hidrólisis a baja temperatura con un sistema de digestión anaerobia en varias etapas que consigue aumentar la producción de biogás hasta hacerla rentable a escala industrial, al tiempo que soluciona un problema ambiental. Según el director de tecnología de Genia Bioenergy, Luis Alberto Sebastián: “No hemos inventado la rueda, pero hemos conseguido que gire más rápido.”
Los procesos de ensilado desarrollados permiten disponer de la paja durante todo el año sin perder su potencial energético, una cualidad básica para que su biometanización sea rentable. La extrusión desarrollada consigue romper la estructura de la paja dejando los componentes de fibras de la planta mucho más accesibles para los microorganismos que la degradarán y transformarán en biogás.
Como último pretratamiento, la paja se somete a un proceso de hidrólisis a temperaturas inferiores a los 25 ºC, en lugar de los 50 ºC habituales. Esto, que puede parecer un detalle técnico, es una de las claves de la patente. Según Luis Sebastián: “Calentar los digestores consume mucha energía y, si conseguimos reducir esa temperatura, estamos ahorrando una cantidad considerable de energía y, por tanto, haciendo rentable el proceso.”
Finalmente, la paja se somete a un proceso de digestión anaerobia, en el que bacterias que viven en ausencia de oxígeno degradan la paja generando grandes cantidades de metano. La innovación consiste en hacerlo en diferentes fases y digestores, cada uno con unas condiciones específicas para optimizar cada paso del proceso: primero una fase de hidrólisis y acidogénesis, donde se “rompen” las moléculas más grandes, y luego las fases de acetogénesis y metanogénesis, donde ya se produce el biogás. Esto permite tener un mayor control sobre el proceso y obtener mayores cantidades de biogás y de mejor calidad.
Con esta tecnología, Luis Sebastián asegura: “No solo ayudamos a los agricultores a deshacerse de un residuo de forma limpia y segura que contribuye a frenar el cambio climático, sino que también les proporcionamos un ahorro en la gestión frente a la situación actual.”
El arroz es el tercer cereal más cultivado del planeta y, tras su recogida, queda una paja de difícil gestión. Su alto contenido en sílice impide su uso como alimento para el ganado, ya que desgasta los dientes de los rumiantes. Hasta ahora, o se quemaba —con el consiguiente impacto ambiental y sanciones— o se dejaba en el campo, lo que provocaba plagas y enfermedades en los cultivos siguientes.
Esta tecnología desarrollada en la Albufera de Valencia para evitar las quemas de paja de arroz supone una solución económica y ambiental de alcance mundial, que ya ha despertado el interés de compañías arroceras de India, Estados Unidos y otros países productores.
La empresa Genia Bioenergy, junto a otros socios, tramita los permisos para construir un centro de bioenergía a escala industrial a partir de la paja del arroz en el entorno de la Albufera valenciana.
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