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Javier Díaz, presidente de AVEBIOM
Creo que a nadie se le escapa el importante papel ambiental del biogás: gestiona corrientes de purines, lodos y restos orgánicos de todo tipo, evitando emisiones de metano y reduciendo la presión de los vertidos sobre los acuíferos. La cuestión, pues, no es el “por qué”, sino el “cómo”: cómo combinar dos miradas, la de los servicios ambientales que prestan biogás y biometano y la de la competitividad necesaria para acelerar un despliegue ordenado de plantas que, además, genere un vínculo positivo con el territorio que las acoge.
En 2025 podemos decir que contamos ya con un armazón básico sólido: procedimientos de acceso y conexión a red y un sistema de garantías de origen (GdO) que aporta trazabilidad energética (qué, cuándo, cómo y dónde se produjo el gas). La reciente entrada en vigor de la nueva directiva europea de renovables, la RED III, requiere esfuerzos redoblados a los agentes de la bioenergía. Por suerte, el esquema de sostenibilidad SURE, reconocido oficialmente por la UE, ayuda a promotores, operadores, auditores y clientes a certificar el origen de la biomasa y la cadena de custodia (mass balance), complementando el sistema GdO, reduciendo la fricción en las auditorías y ganando seguridad jurídica, fundamental para hacer los proyectos atractivos a la inversión.
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