2 de enero, 2019
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Buenaventura González del Campo, presidente de SIGAUS, desgrana en esta entrevista la labor que desarrolla la entidad que gestiona en España el aceite industrial usado. "Contamos con una red de cerca de 160 empresas gestoras encargada de llegar a cada rincón de España en el que se genere este residuo peligroso", explica. Según afirma, desde la creación de la entidad hace 12 años, "las instalaciones de gestión que operan bajo el ‘paraguas’ de SIGAUS han permitido regenerar más de un millón de toneladas de aceites usados, de las que se han obtenido 700.000 toneladas de bases lubricantes".

Director General de Eni Iberia, Buenaventura González del Campo cuenta con una dilatada trayectoria profesional en el sector de los lubricantes. Es ingeniero industrial por la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y posee un Executive MBA por el IE Business School y PDD por el IESE Business School.
González del Campo comenzó su actividad profesional en la Sociedad Italiana del Vidrio (S.I.V.), para después desarrollar la mayor parte de su carrera en el Grupo Eni (Agip), una de las compañías petrolíferas líderes en el mundo, donde ha sido Director de Lubricantes y, posteriormente, Director de Ventas Directas de Carburantes. Desde diciembre de 2017 es Presidente de SIGAUS, la entidad que gestiona en España el aceite industrial usado.

¿Cuál es la aportación de SIGAUS al mercado del reciclaje y medio ambiente?
Desde su creación en 2007 nuestra Entidad se ha convertido en referente en materia de reciclaje del aceite industrial usado, aglutinando actualmente a 226 empresas adheridas y casi 500 marcas representadas y alcanzado cifras muy importantes de recuperación y gestión del residuo gracias al trabajo conjunto de todos los agentes implicados en el ciclo de vida del lubricante. Hoy contamos con una red de cerca de 160 empresas gestoras encargada de llegar a cada rincón de España en el que se genere este residuo peligroso. Gracias al crecimiento de esta red podemos estar presentes en todo el territorio, asumiendo de forma conjunta la responsabilidad del sector del lubricante de hacerse cargo de la correcta gestión del lubricante una vez que ha terminado su vida útil. Actualmente representamos a más del 86% del mercado total en España.

¿Cuáles fueron las principales cifras de recogida de aceite usado en el último año 2017?
El pasado año la red de gestión con contrato con SIGAUS y que engloba a 196 instalaciones que se ocupan de las distintas actividades de gestión del aceite usado (recogida, análisis y transporte, pre-tratamiento, y valorización), atendió a más de 69.000 establecimientos con el objetivo de recoger el aceite usado que generaron: hablamos de talleres e industrias principalmente, repartidos por casi 5.000 municipios españoles.
En conjunto, fueron 170.000 operaciones realizadas, en las que se recogieron 170.436 toneladas brutas de residuo, incluyendo un 21% de impropios, como agua o sedimentos. Tras someter este residuo a distintos procesos de pretratamiento, finalmente se gestionaron un total de 134.508 toneladas netas de aceites usados, que fueron valorizadas en su totalidad, bien para la fabricación de nuevos aceites o bien como combustible.

¿Son optimistas sobre las cifras de recogida en 2018?
La cantidad de aceite usado que se recoge en un año depende directamente de la cantidad de lubricante previamente comercializada en el mercado, por lo que un incremento o reducción del volumen de residuo recogido, no debe interpretarse como que se hayan hecho las cosas mejor o peor en materia de recuperación. En este sentido, en SIGAUS siempre valoramos muy positivamente nuestras cifras de recogida, puesto que gracias al sistema articulado es posible recoger el 100% del aceite usado que se genera en España, con independencia del lugar donde se haya producido o en qué cantidad se haya generado, y que éste sea aprovechado en su totalidad.

¿Cuántas toneladas de lubricantes usados se han gestionado desde la creación de SIGAUS?
Gracias a la labor conjunta de todos los agentes implicados en el ciclo de vida del aceite industrial, a lo largo de estos 12 años ha sido posible gestionar más de 1,5 millones de toneladas de aceites usados a través de 1,2 millones de operaciones de recogida. Las instalaciones de gestión que operan bajo el ‘paraguas’ de SIGAUS nos han permitido regenerar más de un millón de toneladas de aceites usados, de las que se han obtenido 700.000 toneladas de bases lubricantes, y contribuir con ello al ahorro en el consumo de materias primas como el petróleo y evitar la emisión a la atmósfera de 3,1 millones de toneladas de CO2, en este caso gracias al residuo regenerado que no se ha destinado a combustión. En estos años el aceite usado procesado como combustible ha permitido generar un total de 5.280 GWh de energía eléctrica. Sin duda unas cifras que demuestran que actualmente contamos con un sistema de gestión maduro, fuerte y seguro para enfrentarnos a un residuo de características tan peligrosas.

¿Por qué es necesaria la recogida del aceite usado y qué proceso de gestión desarrollan para su reciclaje?
Precisamente por esta peligrosidad, y porque el aceite industrial usado es uno de los residuos más contaminantes que existen para el medio ambiente, su correcta gestión debe quedar garantiza siempre y en cualquier lugar. Durante su utilización, los lubricantes se degradan químicamente, originando sustancias tóxicas, y pueden contener metales pesados, por lo que, de impactar en el entorno, podrían producir efectos muy perniciosos sobre los suelos, el aire o los seres vivos. Para hacernos una idea de este poder contaminante, basta decir que un solo litro de aceite usado puede llegar a contaminar hasta un millón de litros de agua.
Para que este residuo pueda ser tratado adecuadamente, en primer lugar los establecimientos productores deben extraerlo y almacenarlo correctamente con el fin de evitar vertidos y fugas. Posteriormente, el residuo debe entregarse a un gestor autorizado, quien se encargará de trasladarlo a un centro de transferencia para analizarlo previamente y decidir cuál será su destino final óptimo.

El ciclo de vida del aceite industrial es un ejemplo perfecto de economía circular, ¿verdad?
Desde luego es uno de ellos. Gracias a los distintos tratamientos a los que se somete el aceite usado, el 100% del residuo puede reaprovecharse como nuevos productos. El tratamiento que mejor se alinea con los principios de Economía Circular es el de la regeneración, que también es el prioritario de acuerdo a la normativa vigente porque es el que mayores beneficios ambientales y económicos reporta. Este tratamiento permite convertir el aceite usado en bases lubricantes con las que se pueden fabricar nuevos aceites industriales, lo que contribuye a un importante ahorro de materias primas en la producción de nuevos aceites. Y es que con tres litros de aceite usado sometidos a regeneración se pueden obtener dos litros de aceite nuevo.
El residuo que, por su composición, no puede ser regenerado, se somete a un tratamiento de descontaminación que permite obtener un combustible de uso industrial con un alto poder calorífico y de similares características al fuel óleo.
En cualquier caso, su aprovechamiento y devolución al mercado como recurso o como energía, es del 100%.

¿Qué aspectos normativos influyen más en la actividad de SIGAUS y de sus empresas asociadas?
Aunque son varias las normativas que afectan a la actividad de SIGAUS, la principal, y que explica su existencia, es el Real Decreto 679/2006, que regula la gestión de los aceites industriales usados. Según esta normativa, son las empresas fabricantes e importadoras de lubricantes las que deben hacerse cargo de financiar y garantizar la recogida y el correcto tratamiento de los residuos que generan los productos que previamente han comercializado.
Desde 2007, SIGAUS asume esta responsabilidad legal en nombre de sus empresas adheridas, precisamente fabricantes e importadoras de lubricantes, comprometiéndose también a cumplir cada año los objetivos ecológicos que establece la ley: recuperar el 95% del aceite usado generado en España, valorizar el 100% del mismo y regenerar al menos el 65% del aceite usado apto para ser regenerado.
Asimismo, la industria del lubricante se encuentra en estos momentos ante importantes retos en materia de nuevas legislaciones y normativas, y debe adaptarse a ellos. A nivel nacional y europeo parece evidente la apuesta por ser más circulares, tal como demuestra el Paquete de Medidas y Plan de Acción para una Economía Circular lanzado por la Comisión Europea en 2015 y la Estrategia Española de Economía Circular, que se aprobará próximamente. A esto se suman varias modificaciones de la legislación vigente en materia de residuos que, entre otras novedades, impulsará la puesta en práctica, para nuevos flujos de residuos, de los mecanismos de responsabilidad ampliada del productor (RAP), al considerarlos “una parte esencial de la gestión eficiente de los residuos”.
En la nueva directiva ‘marco’ se apuesta decididamente por la aplicación, de forma armonizada, de este principio y de los correspondientes mecanismos en la UE y, a la vez, se exige a los Estados miembros que los regulen con detalle: sus funciones, la necesidad de contar con objetivos medibles, la apuesta por la información, etc., además de exigirles otros requisitos, como el autocontrol, las auditorias o la transparencia.
En cuanto a los aceites usados también se requiere a las administraciones nacionales informar sobre el mercado de aceites industriales y la gestión de aceites usados, planteándose posibles medidas legislativas de cara a 2022 con el fin de poder establecer, si así se decidiera, objetivos cuantitativos de regeneración para el conjunto de todos los Estados miembros de la UE. En la misma línea, antes de 2025 se deberán implantar sistemas de RAP para todos los envases, incluyendo los comerciales y los industriales, así como la recogida separada de residuos peligrosos en hogares, lo que podría afectar a los envases de lubricantes de menos de 5 litros.
Finalmente, los Estados miembros tienen la posibilidad de adoptar medidas de fomento del principio de jerarquía como la contratación pública verde o incentivos fiscales (y no fiscales) al uso de materiales reciclados.

¿Se sienten respaldados desde las diferentes Administraciones en su trabajo diario?
Sin duda nuestro trabajo no sería posible sin el apoyo y el respaldo de las Administraciones públicas competentes en la materia. Ellas son uno de nuestros grupos de interés con los que trabajamos cada día para hacer posible el correcto funcionamiento de SIGAUS. Y es que, como ocurre en todos los sistemas de gestión de residuos, el éxito radica en la suma de muchos esfuerzos. En este sentido, el apoyo de las Administraciones Públicas es, por supuesto, imprescindible para SIGAUS.
Por ello, trabajamos de manera continua con el fin de mantener y ampliar esta relación de colaboración y transparencia con las Administraciones, a las que además debemos rendir cuentas. La cercanía y periodicidad con la que tenemos contacto nos permite ser ágiles en las respuestas a sus peticiones, tanto informativas como administrativas, consolidando así la confianza y el respaldo mutuo de SIGAUS y de sus empresas adheridas por parte de la Administración.

¿Cuáles son en su opinión los principales retos de SIGAUS en el medio y largo plazo?
Tras cumplir 12 años con unos resultados de gestión que demuestran la importante labor desarrollada por SIGAUS, y por todos los agentes implicados en la cadena de gestión de este residuo, nuestro principal reto en el medio y el largo plazo es continuar en esta línea, dirigiendo todos nuestros esfuerzos hacia la protección del medio ambiente y por tanto al mantenimiento de un servicio de recogida universal que lo garantice, financiando incluso las recogidas que resulten menos rentables logística y económicamente, con el fin de que el aceite industrial usado no sea un riesgo para el entorno y para las personas.
Nuestro reto principal es seguir cumpliendo los objetivos ecológicos que establece la Ley y aportando a la sociedad, empresas adheridas, gestores y Administración pública, toda la experiencia que hemos acumulado a lo largo de estos años con el fin aunar esfuerzos en la lucha por un medio ambiente totalmente protegido de este residuo peligroso, mejorando los procesos y adaptándonos a los cambios y nuevos retos que puedan surgir.
También continuaremos apostando por el apoyo a la sociedad a través de nuestros proyectos de responsabilidad corporativa, como la plantación de nuevos bosques urbanos y el apoyo a la labor de entidades sociales.

Imaginamos que todos ellos se reflejan en el compromiso de SIGAUS con la Economía Circular, impulsando la prevención como la opción prioritaria, ¿no?
Sin duda, la prevención es para SIGAUS el eje fundamental de sus actuaciones, y uno de los aspectos clave a la hora de hablar de gestión de residuos. Porque todos sabemos que el mejor residuo es aquel que no se produce. Así lo reflejan, efectivamente, nuestros Planes Empresariales de Prevención (PEP) que, desde 2010, y con una vigencia de 4 años, publicamos con el objetivo de impulsar, junto a nuestras empresas adheridas, medidas encaminadas a minimizar los riesgos y la peligrosidad del residuo y conseguir mejoras en materia de eficiencia y ahorro en el consumo de materias primas. Y, sobre todo, en lo que se refiere a costes de gestión una vez que el lubricante se convierte en residuo.
En 2017 hemos cerrado con éxito el segundo de estos PEP, y en 2018, y con vistas a 2021, ya hemos puesto en marcha nuestro III PEP. Hasta el momento, y gracias a estos Planes, ha sido posible la puesta en marcha de casi 4.500 acciones preventivas, que permiten a los fabricantes comercializar aceites más duraderos y, por tanto, con una menor generación de residuos, y menos contaminantes, gracias al uso de aditivos bajos en cloro, azufre o cenizas; incorporar bases regeneradas en la formulación de nuevos aceites (consiguiendo así ahorrar emisiones contaminantes a la atmósfera y millones de barriles de petróleo); o producir aceites biodegradables de alto rendimiento o desarrollados con base vegetal.

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