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APPA Renovables ha inaugurado hoy en Madrid el IX Congreso Nacional de Energías Renovables, un encuentro que reúne a más de 400 profesionales, empresas, administraciones y agentes del sistema eléctrico para analizar los desafíos de integración, competitividad y despliegue tecnológico en la nueva fase de la transición energética.
El secretario de Estado de Energía, Joan Groizard, y el presidente de la asociación, Santiago Gómez Ramos, han abierto oficialmente unas jornadas marcadas por el debate sobre la operación reforzada del sistema, el aumento de los vertidos renovables y la necesidad de acelerar el almacenamiento y las redes.
Durante la inauguración, Gómez Ramos ha señalado que el sector se encuentra en “un auténtico cambio de época” para el modelo energético europeo, subrayando que la energía será decisiva para la competitividad de España y Europa en un contexto internacional incierto. Por su parte, Groizard ha destacado el liderazgo global de España en despliegue renovable: “el 80 % del incremento de generación eléctrica mundial y el 95 % de la nueva potencia instalada el pasado año ha sido renovable”, recordó.
Tanto el presidente de APPA como el secretario de Estado coincidieron en la contribución económica de estas tecnologías. Groizard subrayó que las renovables generaron ahorros de cerca de 7.000 millones de euros en 2024, reduciendo importaciones fósiles y mejorando la competitividad empresarial. El Congreso abordará precisamente el siguiente reto: integrar más renovables sin perder fiabilidad ni competitividad, trasladando esa ventaja al conjunto de la economía.
Gómez Ramos insistió en que cumplir los objetivos del PNIEC no depende solo de instalar potencia, sino también de transformar el consumo. Con una electricidad que aún representa menos del 25 % de la energía final, APPA reclama políticas estables, señales económicas coherentes y una estrategia coordinada para impulsar la electrificación del transporte, la edificación y la industria.
“Eléctrificar es rentable, sostenible y urgente”, afirmó, destacando el potencial del vehículo eléctrico, las bombas de calor y la modernización industrial.
La Asociación advirtió que el debate sobre la resiliencia del sistema debe afrontarse con rigor técnico, evitando medidas que limiten estructuralmente el aporte renovable. Gómez Ramos insistió en la disposición del sector: “Queremos participar en el proceso y ser parte de la solución”.
Alertó, además, del impacto de mantener un respaldo fósil sobredimensionado: más vertidos, más emisiones y mayor coste energético para consumidores e industria. Para APPA, el camino no es frenar la fotovoltaica o la eólica, sino acompañarlas con redes, interconexiones, almacenamiento y gestión activa de la demanda.
La Asociación reclamó señales regulatorias y económicas para desarrollar bombeo, baterías, almacenamiento distribuido, hibridación y repotenciación. Recordó que la rápida respuesta de algunas tecnologías renovables debe verse “como una ventaja, no como un problema”, en un sistema digitalizado y flexible.
APPA subrayó el papel de la bioenergía y los gases renovables en sectores donde la electrificación no es viable a corto plazo. Estas tecnologías pueden acelerar la descarbonización industrial y del sistema gasista, además de generar actividad económica en entornos rurales vinculados a la gestión de residuos.
El Congreso situó la industrialización como eje estratégico. APPA considera imprescindible revisar la estructura de costes de la electricidad —especialmente los componentes ajenos a la energía— y fomentar contratos a largo plazo entre generadores renovables e industria para asegurar precios estables y competitivos.
El presidente concluyó con un mensaje claro: España debe pasar “de los megavatios a los modelos; de los récords de generación a los récords de competitividad y bienestar”, impulsando un sistema robusto, justo y con empleo de calidad ligado a la cadena industrial.
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