Empresas Premium
Con más de una treintena de proyectos, Chile se plantea triplicar su capacidad de desalación de agua de mar en lo que queda de década para hacer frente a la escasez hídrica estructural que padece, pero de acuerdo con la Asociación Latinoamericana de Desalación y Reúso de Agua, ALADYR, estas iniciativas corren el riesgo de demorarse por conflictos sociales alentados por concepciones erróneas sobre la salmuera.
Desde la Asociación agregaron que se percibe una proliferación de narrativas infundadas sobre presuntos impactos ambientales de la salmuera generada por procesos de desalación de agua de mar. “El proceso ha sido estudiado y monitoreado en el ámbito internacional y local con evidencia suficiente para asegurar que la descarga de salmuera está lejos de ser un problema ambiental” dijo Patricio Martiz, director de ALADYR.
“No tiene efectos apreciables en la flora, la fauna y menos en la composición del medio marino” recalcó Martiz.
Martiz enfatiza que la industria de la desalación chilena amerita celeridad debido a que el país padece uno de los niveles más altos de estrés hídrico en América Latina, ocupando el puesto 16 a nivel mundial. La mega sequía que se ha prolongado desde 2010 ha hecho que la escasez sea estructural y que las plantas de desalación sean una solución imprescindible para la seguridad hídrica.
Desde la perspectiva de ALADYR, la persistencia de temores no validados por la evidencia científica, como la idea de que la salmuera constituye una amenaza inminente para la biodiversidad marina, no solo carece de sustento empírico, sino que además impide la ejecución oportuna de proyectos para la resiliencia hídrica de las regiones más afectadas.
"Nos preocupa profundamente que sectores de la opinión pública continúen anclados en paradigmas pasados, ignorando los avances en difusión y atenuación de salmuera que hoy garantizan una reintroducción ambientalmente segura al medio marino", agregó Martiz.
La salmuera es el resultado natural del proceso de ósmosis inversa, mediante el cual se separan las sales del agua marina para producir agua potable o industrial. Su composición básicamente consiste en agua de mar con una salinidad superior, sin componentes tóxicos per se, y su vertido se realiza generalmente a través de emisarios submarinos equipados con difusores diseñados para maximizar su dilución en la columna de agua. Investigaciones recientes efectuadas en instalaciones operativas en Chile, tales como Aguas Antofagasta, Minera Escondida y Candelaria, han demostrado que los incrementos de salinidad generados por la descarga de salmuera no superan el 5 % respecto a los niveles naturales del medio receptor, esto en distancia cercana a los difusores, y esta alteración se diluye completamente en distancias inferiores a los 100 metros del punto de descarga.
Investigadores de la Universidad de Playa Ancha sostienen que los datos empíricos recabados demuestran que, bajo condiciones oceanográficas favorables y con tecnologías de difusión apropiadas, el impacto físico-químico de la salmuera en los ecosistemas bentónicos es nulo o estadísticamente irrelevante. A ello se suma evidencia publicada en el Journal of Hazardous Materials (Sola et al., 2025), que evaluó el efecto de la salmuera sobre biomarcadores fisiológicos de la macroalga Rhodymenia corallina. Este estudio confirma la capacidad adaptativa de organismos marinos ante exposiciones transitorias a salinidades elevadas moderadas.
Chile se posiciona como el país con mayor capacidad instalada de desalación en América Latina, con un volumen estimado entre 9.482 y 10.200 litros por segundo para el año 2024. Este liderazgo está estrechamente vinculado a la actividad minera, ya que entre el 75% y el 85% de dicha capacidad se orienta a abastecer este sector estratégico para la economía del país.
Entre las principales instalaciones de desalación actualmente en operación destacan Minera Escondida, con una capacidad de 3.200 litros por segundo, seguida por Quebrada Blanca con 1.184 l/s y la planta de Antofagasta, que aporta 1.436 l/s. A estas se suma Aguas Pacífico, con una capacidad de 1.000 l/s, y Codelco, que opera con 840 l/s.
Otras iniciativas para mencionar como ENAPAC (2.630 l/s), la expansión de la planta Aconcagua (2.000 l/s), expansión de Los Pelambres (1.600 l/s) y proyectos del Grupo Cox (hasta 5.613 l/s en total), resaltan entre estas inversiones público-privadas.
ALADYR hace un llamado a toda la comunidad a estar informada y apoyar los proyectos de desalación que buscan hacer un aporte real a la crisis hídrica nacional, como lo ha hecho en todas las regiones desérticas del mundo. La asociación insta a los diferentes actores con influencia y medios de comunicación a contrastar la información sobre desalación, basándose en hechos científicos, datos claros, con fuentes que aseguren la veracidad; promoviendo una comunicación responsable que permita articular los intereses técnicos, sociales y ecológicos.
"Insistir en representar la salmuera como un agente tóxico o destructivo del ambiente es, además de una falsedad científica, una barrera directa al desarrollo sostenible y al derecho humano al agua", enfatiza la organización.
La organización también enfatizó la necesidad de que la desalación se inserte en una matriz hídrica diversificada, donde se articulen múltiples estrategias complementarias. Entre ellas, destacan el reúso de aguas residuales tratadas, la eficiencia hídrica en sectores productivos, una gestión integral de cuencas y acuíferos, así como el fortalecimiento de la infraestructura hídrica tanto en áreas urbanas como rurales.
En esta lógica, la desalación representa una tecnología complementaria con capacidad de respuesta inmediata ante escenarios de escasez extrema.
Finalmente, Martiz mencionó la necesidad de consolidar un pacto país que priorice soluciones basadas en ciencia, tecnología y responsabilidad colectiva. "Frente a una crisis hídrica de proporciones históricas, Chile necesita avanzar con convicción hacia una gestión resiliente del recurso. La desalación es una pieza clave de ese futuro".
|
